sábado, noviembre 29, 2008

Quiero dejar de ser tan güevón,
dejar de preocuparme tanto por los otros,
dejar de pensar tanto en lo que voy a decir
sólo porque no quiero lastimar a anadie.
Quiero dejar de querer que las cosas siempre me salgan bien,
de tratar de no fallarle a nadie,
de ser siempre responsable.
Quiero dejar de preocuparme por ser perfecto,
que no me importe si a los otros les parece bien o no.
Estoy cansado de tratar siempre de hacer lo debido,
al final no se valora y se pierde el tiempo.

Quiero dejar de pensar en cosas ideales,
permitirme lo que nunca me he permitido,
actuar como el más alto porcentaje de los hombres comunes actúa:
Hacer gala y uso de mi supremacía como hombre,
mentir por sobre todas las cosas para obtener sexo con cualquier mujer que me guste,
llenarme de frases cliché para parecer interesante,
mostrarme como me convenga mostrarme
siempre y cuando sea para mi beneficio,
y no preocuparme por la coherencia ni posturas ideológicas;
beber y emborracharme con libertad y sin sentimiento de culpa,
porque el hombre macho es el que bebe y además
exige a su mujer que atienda al hombre como es debido,
sólo por ser su mujer.
Luego me convertiría en el mentiroso número uno para ‘tramarlas’,
ser un tirano que le coarte los derechos y la asesine social y moralmente;
no le permitiría salir ni mirar a nadie,
aunque yo como hombre tenga derecho a engrosar mi harem.

Aunque me aterre ser alguien que no desee
porque solamente quiero dejar que no me afecte tanto el tratar de estar bien
para que los demás estén bien conmigo,
simplemente quiero ser otro para que no me jodan tanto la vida.





En memoria de lo anterior El Silencio pesa
Callan las voces, caen los pensamientos.
Se vuela libre, se aliviana el alma.
Olvido el mundo, mi fantasía me absorbe.
Cierro la puerta que me atormenta con recuerdos.

domingo, noviembre 23, 2008

Ando ausente, inmerso en el trabajo y en las obligaciones diarias…..
Hasta que el tiempo me lo permita…. Estaré de nuevo por acá, espero sea el próximo fin de semana.

domingo, noviembre 09, 2008

De la libertad de vivir a la obligación de ser. Entre estas dos cosas se me va mucho tiempo, y a veces no me quedan espacios ni siquiera para algo que también hace parte de mis libertades, como escribir.

Actualmente laboro como docente en un Centro Educativo del Estado, dando clases desde 5° hasta 9°, a diferencias de muchos que he conocido en el camino, realmente me siente feliz con mi trabajo.

Soy Comunicador Social y Periodista, tengo una especialización en Gerencia Pública y estudios en Pedagogía, en mi corta vida ya probé la esclavitud de la empresa privada, trabajando en un periódico con horario de entrada y sin horario de salida, con el único derecho de saborear el domingo, porque en este oficio los festivos no existen, la publicación es diaria.

Resuelto a reclamar mi derecho a mi mismo, a mis espacios y luchar por lo que anhelo (que aún no lo tengo bien claro, únicamente intuyo cosas) y no a vivir por un simple sueldo, renuncié a esta vida, que aunque tiene lados gratificante lo eclipsa a uno como ser humano.

Luego pasé a conocer el trabajo en la administración pública municipal. Fue aquí donde conocí la inestabilidad laboral, y aunque tenía mucho tiempo libre para los proyectos personales, el trabajo y la organización no se prestaba para que uno sintiera que había una evolución en el ámbito profesional.

Aunque se trabajara en una Alcaldía y se hicieran labores sociales, las cuales me motivaban mucho, era decepcionante darte cuenta que quienes destinaban gastos y autorizaban el proyecto realmente no sentían esa responsabilidad social, que deberían tener dado que estaban trabajando por el desarrollo de un Municipio.

Lo que si le rescato a esto fue que me sirvió como plataforma para estudiar la especialización y me dio el tiempo para poder toparme con la posibilidad de mi actual trabajo.

Mi puesto como docente de Castellano y Humanidades me lo gané concursando, y con un periodo de prueba de un año y tres meses que como trampa nos impuso la administración departamental, la cual no quería perder esas plazas, se les disminuían considerablemente los puestos de trabajo que pudieran usar a su antojo para hacer política.

Hace poco alguien me preguntó que si era feliz con mi trabajo y sin pensarlo respondí que sí. Realmente me agrada esta labor social, de influir en una generación, tratando de enseñarles y mostrarles el mundo y a comprenderlo. Transmitir el conocimiento, vivir en el mundo de la academia.

Y lo mejor de todo es que no me aleja de mi búsqueda personal, me permite aprovechar espacios para seguir creciendo de la manera que mi espíritu me lo exige. Trato en lo posible de ocupar mi tiempo en cosas que me permitan darle sentido a mi corta existencia como ser humano, tratando de llevar mi vida como la quiero construir, y al mismo tiempo permitiéndome ser lo que espero de mí mismo.

Al igual que los otros trabajos tengo días de exceso de labores, las respectivas decepciones laborales, y dificultades personales, como la de irme los lunes en la mañana y no volver hasta el viernes en la noche a verme con mi hermosa Idril y mi bella princesita Aranel.


Esta foto fue tomada en Ninluthnin (Chinù, Còrdoba) el pozo de las "aguas encantadas", o pozo Molina. Del que dicen que si beben de su agua no se va del pueblo, peor la verdad es que está seco y con basuras en su interior, arrojadas por la gente. El sitio en donde está se ve bonito y se siente hasta magia en él, lastima que algunos no lo cuiden.