domingo, septiembre 16, 2007

Alexandros

De los 3 más grandes conquistadores de la Historia, hace poco me llegó a las manos una trilogía escrita por Valerio Máximo Manfredi, arqueólogo y escritor italiano, sobre uno de ellos: Alejandro el Magno.
A lo largo de estos libros me involucré en un viaje por la Grecia de los años 300 antes de Cristo, conociéndola política y culturalmente, en una época en que aún era clara la influencia de los dioses Olímpicos y las ciudades estado defendían la Democracia ante tiranos o bárbaros que intentaran acabar con ella.
Es un libro que busca alejarse del mito y la leyenda, pero tal parece que hay aspectos de la vida de Alejandro de Macedonia que no permiten que esto sea posible. Como las respuestas de los oráculos griegos a su origen y destino, además de la obstinación que demostró desde niño la cual lo hizo correr al lado del potro salvaje, que luego se convirtió en su caballo Bucéfalo y ser el más grande los hombres de la historia.
A lo largo de esta novela se pasa a través del Mediterráneo hacia el Medio Oriente, tras los pasos de Troya en busca de una Gloria mucho mayor que la epopeya de Homero, escritor favorito de Alejandro, y con la armadura de Aquiles, su antepasado, se inició la gran conquista de Egipto y Asia que sólo llegó hasta el río Ganges en la India.
Ya la historia de Grecia contaba con el referente de la Batalla de las Termópilas, en su relación con el Imperio Persa, lo cual no fue motivo para que el Joven Alejandro se lanzara en una conquista de las tierras de oriente, en una guerra sangrienta que tenía como objetivo real llegar hasta el confín del mundo, el océano exterior.
Esta obra deja ver a los largo de sus líneas toda una referencia cultural de los pueblos de la época, desde los oráculos de Delfos y Amón, hasta la gran Babilonia y sus jardines colgantes.
Es un recomendado de mi amigo Elrobos y que realmente me dio mucho gusto leer, con el cual además reiteré lo dañina que puede ser la soberbia, y como puede llegar a afectar a un ser humano el sentirse hijo de Zeus y tener tanto control sobre el mundo conocido de la época antigua, el poder.


En mi Cabeza

En las profundas olas del Valle sin Sueño dejo de pertenecerte,
arrastrado por la angustia de largos segundos de espera,
tras cortos minutos de verte.
Como el aire te elevas y te vas,
fiel a tu consistencia,
que no me brinda tranquilidad,
en un estado en el que simplemente necesito firmeza.
Tuor.