martes, diciembre 19, 2006

NO FUE FÁCIL, PERO SÍ GRATIFICANTE.

Saldo: Frenos delanteros dañados, una pañoleta de Ron Viejo de Caldas perdida, mi única pantaloneta rota, cualquier combinación que requiera el plato de la bicicleta pequeño y la catalina grande no se puede hacer, una caída y pequeños rasguños en el brazo derecho.
Reitero lo dicho en el título, no fue fácil, luego de este viaje volví a sentir lo que es que la voluntad sea el único motor de un ser. Muchas veces sentí deseos de caerme y quedarme tirado, cuando ya no podía continuar avanzando, mis compañeros de viajes, que fueron tres más, descansaban y seguían, sabían que no había tregua por lo que también muchas veces en contra de sus deseos continuaron el camino.
Fueron 12 horas de pedal. Al principio la topografía fue plana y así fue durante las 2 primeras horas de viaje, pero luego comenzaron a elevarse pequeñas lomas y después fueron grandes montañas.
A pesar del gran calor y de los litros de sudor (porque me atrevo a apostar que fueron litros) pudimos hacer varias paradas en donde un árbol diera buena sombra para tomar un poco de agua, gaseosa, omnicros, y comer pan con salchichas o panela, lo que nos sostuvo durante el camino.
Lo más emocionante y que a la vez me causó temor y alivio, fueron las bajadas de las montañas. Era ahí en donde descansaba de pedalear, dejaba que la gravedad se adueñara de mi bicicleta (Eärramë), lo cual me llegó a asustar muchas veces, puesto que pedaleamos por carretera destapada y trochas, y no era muy seguro el camino, el cual estaba lleno de piedras y muchas zanjas, y aunque metí el pie muchas veces y mantuve completamente apretado el freno trasero, las bicis no dejaban de rodar hacia abajo.
Tuve muchas veces miedo de caerme y recordaba la historia de una señora que se accidentó en una situación similar y se partió la clavícula y convulsionó.
A lo que fueron siendo las 4 de la tarde ya mi cuerpo no respondía a las órdenes de mi cerebro, el cansancio y el calor me tenían completamente agotado, la única opción era seguir adelante, devolverme no tenía sentido, además ya estaba más cerca del primer lugar de llegada que del sitio de partida.
Lo único que me mantenía era la voluntad. Después de arrancar de Carrillo y pasar por San Pelayo, La Madera, Bongamella, El Bálsamo, Buenos Aires, El Líbano y Santa Isabel; en La Pancha, a veinte minutos de El Silencio nuestro destino final, una de las lomas más peligrosas, llena de piedras grandes negras, rompió el trinche de la bicicleta de mi amigo y compañero de armas, Brego Tuk.
De los cuatro fuimos los últimos en dejarnos ir en las bicicletas en la loma, yo iba detrás un poco inseguro de bajar montado sobre Eärramë y optando por caminar, pero Brego se deslizó sobre la bicicleta y no tuve otra opción, 4 segundos después de montarme en mi vehículo lo vía desmoronarse como una torre de dominó, casi paso por encima de él, y lo único que me pudo frenar fue la montaña que había a mi derecha contra la cual dirigí la bicicleta, ya que no había poder humano que la detuviera.
Cuando me pude bajar y voltear hacia atrás, tenía el lado derecho de su cara llena de sangre que caía a chorros en la tierra, la bicicleta partida en dos y las cosas regadas por le camino, los otros dos compañeros de viaje ya habían terminado de bajar e iban lejos.
Luego de reagruparnos una señora del pueblo limpió las heridas en una mototaxi de un amigo lo enviamos al centro de salud de Puerto Escondido, en donde pasó la noche y tomaron 15 puntos en tres heridas cerca del ojo, producidas por las piedras. Al día siguiente se devolvió hacia su casa.
Nosotros recogimos parte de sus cosas y después de 2 lomas más y muchas bajadas, pasamos por Agua Viva y llegamos al Silencio, allí estuvimos un poco estresados por el accidente y cansados por el viaje. Colgamos hamacas, Ibuprofeno para el dolor y después de charlas un rato a las 9:30 nos dormimos.
A las 6:30 de la mañana Leo, Jose y Yo, más descansados caminamos por los alrededores, encima de una montaña, para poder divisar el mar a 11 kilómetros de distancia, y la gran montaña que nos separaba de nuestro destino final.
Pasadas las 10:30 de la mañana, después de reposar el desayuno partimos, una hora nos demoramos en el camino, El Silencio, Plan Parejo, Los Cheres, Puerto Escondido; una vez monté la bicicleta y sentí nuevamente el maltrato de la silla, el cansancio volvió a mi cuerpo como una ráfaga, hasta que la fin llegó la última de las montañas, como en 8 etapas la subí arrastrando la bicicleta y el morral de viaje, contando de 20 en 20 los pasos para distraerme hasta que la fin divisé los diapiros (volcanes de lodo) y a unos 100 metros el mar desde lo alto de la Loma de Puerto, como la llaman.
Por fin, el final de nuestro viaje, toda una tarde dedicada a caminar por los kilómetros de mar pedregosos y de poca arena, playas completamente vírgenes y solitarias.
En la noche dormimos en una pequeña enrramada que encontramos a la orilla del mar, después de una larga tertulia acompañados de La Araña y de mi amiga Angieth.
Ese día montamos las bicicletas en un camión y las mandamos hasta Cereté, al día siguiente a las 7 de la mañana, después de una Coca-Cola con varias carimañolas (una especie de empanada cuya harina está hecha a base de yuca) retornamos en un bus, que nos llevó hasta Montería, de ahí tomamos otro hasta Cereté, en donde recogimos las bicicletas, y luego retornamos a Carrillo, lugar de partida.
No están en orden cronológico, pero este es un mosaico de fotos del viaje.

Volcanes de lodo (diapiros) antes de llegar a Puerto Escondido.
Este valle está encerrado entre montañas, yo lo llamo Dor-lómin. Lo atravezamos en la última etapa del viaje, en una hora.
Esto fue en El Silencio, colgamos las hamacas en un rancho al aire libre.
No se si se ve, pero al fondo entre los árboles hay una casa, me parece muy bonito el lago en todo el frente.
Salida de El Silencio, rumbo a Puerto Escondido.
Esto fue antes de llegar a Bongamella, nos pareció muy bacano el paisaje, y el mejor momento para relajarnos.
Lo que se ve abajo son árboles, normales, a orilla de la carretera, el que está detrá no era normal.
Paisajes entre Bogamella y Buenos Aires.
El Líbano, ya estabamos en jurisdicción del municipio de Puerto Escondido.
Percances que se encuentran en el camino, en nuestra zona ganadera.
Así se ve el mar después que uno sube la última montaña que lo separa de Puerto Escondido, la primera foto es una visión a la izquierda, y al segunda vuelta a la derecha.

Este es el Bolívar más pequeño de Latinoamerica puesto sobre una plaza pública, como es tradicional entre los países bolivarianos.




Si se alcanza a ver, esta era mi visión desde la hamaca en donde dormí la segunda noche.
En este rancho desocupado a la orilla del mar, dormimos la última noche de nuestro viaje.

viernes, diciembre 15, 2006

EL VIAJE DE FIN DE AÑO

El recorrido se hará en la zona que muestra el recuadro de arriba (puede ampliar, el mapa es lo suficientemente grande para ver de cerca) Para los que no sepan este es el Departamento de Córdoba- Colombia.

El próximo domingo 17 de Diciembre inicio junto con los Charolastras el segundo recorrido en bicicleta por nuestras tierras. El viaje esta vez lo haremos por el norte de Úuvendor (acá Córdoba) partiremos de Ondolindë (acá Carrillo) a las 4:00 de la madrugada a lo largo de la zona rural, son 60 kilómetros de camino aproximadamente.

En la primera etapa del viaje llegaremos a El Silencio, a 11 kilómetros de Nurtamnalondë (acá Puerto Escondido) la cual es nuestra meta final, en esta primera población dormiremos la noche del domingo, y el Lunes 18 en la mañana iniciaremos la segunda etapa del viaje.

Estos últimos 11 Kilómetros hasta Nurtamnalondë son en su mayoría un valle entre montañas, muy parecido a Dor-lómin de la hundida Beleriand, altas montañas grises y al otro lado el mar.

Dormiremos al lado del mar, para eso llevamos hamacas y una serie de elementos que al calor de una buena pipa enumeramos con anticipación, en donde por supuesto se encuentra una toalla y una cuerda.

El martes en la mañana iniciamos la tercera etapa del viaje, un solo retorno directo y sin escala al lugar de partida.

Espere las crónicas del viaje, al cual hemos denominado II Tour Angieth “En busca de la Naturaleza”.

Señalado en verde está marcada la ruta que haremos en este segundo viaje, desde Carrillo (San Pelayo) hasta Puerto Escondido.

miércoles, diciembre 13, 2006

En los vacíos de la existencia abunda esa pequeña cuestión que a veces necesito para poder ver tan claro como a veces quiero hacerlo, pero en el fondo me resisto.
En esos pequeños vacíos de la existencia están también la raíz de la desilusión y el desengaño.
Añoro ser menos detallista y no analizar tanto lo que me hace dar cuenta de la realidad que me rodea.
Vuela 2006, que el próximo año pego 2 veces.
Arriba yo de 4 años, no era un niño Johnson, pero era una deuda que tenía con lo de publicar una foto del Baúl.