El Smial: Arwen, Brego, Elrobos, Eönwë, Idril y yo, Tuor
El pasado fin de semana el Smial al que pertenezco dentro de la Asociación Tolkien Colombia, Úuvendor (nombre élfico con el que bautizamos a Córdoba), cumplió 4 años de fundado. Fue un rato bien agradable, sentarse con amigos a beber un poco de cerveza y a hablar un poco de Tierra Media, de Almodóvar y del día en que Lola se puso las tetas.
Esta vez nos reunimos Eönwë, Elrobos, Brego Tuk, Idril, Arwen y yo, y después de un almuerzo en mi casa, la de las 7 Puertas, nos fuimos un rato a Pelayo, en dónde estaban en pleno Festival Nacional del Porro (jeje, siempre que digo esto me acuerdo de Rowan Gamgee) y a beber cerveza a lo Hobbit.
Es sorprendente como la vida da sus vueltas, hace 4 años quería dedicarme a trabajar en la producción de documentales, argumentales y audiovisuales en general, pero el entrar a trabajar en un Periódico antes de graduarme empezó a marcar nuevas pautas en mi vida y lo que era mi proyecto empezó a cambiar.
Ahora que he estado más cerca de las letras y el lenguaje, me he enamorado mucho más de la Literatura, lo cual ha influido grandemente en el cambio rápido y violento que sufrió mi Proyecto de Vida.
Sueño con la literatura, con escribir y con horas y horas de lectura y conocimiento, abriendo mi mente, tratando de entender el mundo y sus misterios hasta donde la creación me permita hacerlo, que si se descuida iré más allá.
Hace 4 años, no sólo se empezó a perfilar el camino para mi vida profesional, sino que fue el inicio de ruptura de cadenas.
Al principio muchos me decían que qué vine a hacer a Córdoba, que me hubiera quedado por fuera, pero hay cosas en las que yo creo que de pronto otras personas no cree, y ese fue el motivo.
Había que romper cadenas y desatar nudos. Deshacer todo eso que me ataba, mis amigos, mis amores, y todas esas personas y cosas con las que había creado cierto tipo de dependencia, personas a las que extrañé cuando me fui a los 14 años, y que eran los motivos de mis tristezas cuando estaba en soledad.
Volví a mi Tierra, en el fondo queriendo estar cerca de quienes me hicieron falta, y al poco tiempo, 2 años, todos los lazos estaban completamente rotos, me sentí libre cuando lo hice, eliminar cualquier sentimiento o emoción que me pudiera atar.
La Prueba más fuerte fue cuando decidí quedarme sólo, sin amigos, sólo mi novia y la TOE, fue una decisión acertada, di el giro que quería y hasta el momento los frutos recogidos demuestran que valió la pena.
Alejarse de todos los amigos de infancia fue duro, tenía más de 20 años de saber quienes eran, están en mis álbumes de fotos desde que eran infantes hasta que ya empezaron a tener hijos; pero tuve la valentía de desprenderme a quienes quería como hermanos, con esto me di cuenta que podía zafarme de lo que sea y que ya ningún tipo de sentimiento podía interponerse en mi camino, a excepción del respeto por los demás.
También me di cuenta que la hipocresía era inevitable, que delante de ti te dicen que son tus amigos, y que a tu espalda los que quedan arman una cocina y despedazan tu vida, que importa si los chismes son verdad o mentiras, pero te despedazan, por lo que aprendí que pelear y ponerse bravo tampoco es una solución, las cosas caen por su propio peso, creo en la Ley de la Compensación, y se que el que se porta bien recogerá buenos frutos y que a los que hacen daño de cualquier forma la vida se encarga de cobrarla, cada quien tiene lo que se merece.
Cometí muchos errores, pero doy gracias a quien sea responsable de la creación, que me haya enseñado a aprender de mis fallas y que pueda verlas para corregirlas, que me haya enseñado a procurar ser siempre una persona mejor que procure cometer errores lo menos posible, pensando antes de actuar.
Esto va dedicado a esas personas que con sus actuaciones me han enseñado a comprender el mundo y de esta forma saber como cuidarme de ellas.