No soy blanco, mi piel es del color de la tierra que es mi madrey mi voz suena al río en el cual nací.
Mi mente ha crecido entre las arenas de Sumeria y los conejos de España,
pero mi alma del nuevo mundo reniega del odio a mi semejante.
Con fuego fue arrasado el lazo que me hermanaba con el aire, con el sol, con el árbol.
Ya no nos sentimos hermanos ni de nuestro corazón.