Soy Comunicador Social, mi pasión por mi carrera está en el lenguaje, en la literatura en los procesos comunicativos del ser humano. Como periodista he conocido de cerca, muy de cerca las amarguras de la vida y su fuerte látigo que no conoce la piedad.
La situación del País siempre me ha marcado fuertemente, puesto que me afecta fácilmente el conocer el sufrimiento de los demás, tengo esa pequeña capacidad de interiorizar la problemática de mis semejantes.
Aún recuerdo las pesadillas de finales de los 80´s y principios de los 90´s, cuando vivíamos en un “Reino de Terror” y Colombia estallaba prácticamente a diario mientras asesinaban a cada rato a quienes intentaban hacer algo por el País. Me marcó en esa época la cara de los entrevistados, sus lamentos y el dolor de la perdida.
Crecí con ese tipo de eventos en mi consiente, temeroso de vivir, viajar y de que algún día la situación se extendiera hacia el norte de Córdoba y la Guerrilla volara mi casa con un cilindro de gas.
No entendía cual es el derecho que ellos se atribuían; leí mucho sobre la izquierda y no veía en su lucha la búsqueda de la libertad y la igualdad, cuando el pueblo era el primer perjudicado con sus atrocidades ¿hasta donde puede llegar el ser humano?
Esa lucha de los 60´s se desfiguró, la filosofía se murió, ya no entiendo por qué pelean. Ahora que son capaces de secuestrar a un bebé y reclamarlo como parte suya la Comunidad Europea seguirá pensando que no son Terroristas ¿cómo si el niño tuviera la culpa de lo sucedido en Marquetalia o de la diferencia de ideologías entre el capitalismo y el socialismo o la derecha y la izquierda?
¿Hasta donde van a llegar este tipo de cosas? ¿Hasta cuándo la Guerrilla va a mantener esa lucha ciega? Emanuel es quien menos tiene la culpa de eso, y una madre torturada privada de la libertad y de tener a su lado a su bebé nacido en cautiverio esta lejos de las condiciones que nos identifican como humanos, eso es simple barbarie.