Al desnudo es cuando nos atrevemos a ser quienes somos realmente, sin tener miedo a los esquemas o a los paradigmas que han rondado nuestra existencia desde tiempos de los cuales ya no existe ningún registro que trascienda en la memoria.
Desnudarse es permitirnos bailar sin máscaras, sin el menor temor a un comentario o a un rechazo. Es comenzar por aceptarnos a nosotros mismos, luchando por vivir, al natural y libre, al desnudo.
Desnudarse es permitirnos bailar sin máscaras, sin el menor temor a un comentario o a un rechazo. Es comenzar por aceptarnos a nosotros mismos, luchando por vivir, al natural y libre, al desnudo.
En el desencanto
En las profundas olas del valle sin sueño dejo de pertenecerte.
Arrastrado por la angustia de largos segundos de espera,
tras cortos minutos de verte.
Como el aire te elevas y te vas,
fiel a tu consistencia,
que no me brinda tranquilidad,
en un estado en el que necesito simple firmeza.
En la incertidumbre
He probado el tierno sabor del paradigmático pecado, y sólo tengo que decir que queda un sinsabor, una incertidumbre.
La dulzura de lo deseado obnubila completamente el llamado de los razonables paradigmas, haciéndolos ver sin sentido ante el grito del instinto profundo y natural que nos posee.
He probado el intranquilo sabor del esquemático pecado t también queda temor, avivado por el desconocimiento de lo real, que se aleja cada vez más ante la inevitable aparición de la duda.
La desconfianza por la veracidad de lo que se considera veraz, la pérdida de la fé en la fé.
Casi convencido de la artificial consistencia de todo lo que el hombre considera espiritual, me atreví a probar el prohibido sabor del conveniente pecado y aún no me quedan conclusiones concretas, porque aún no es clara la certeza de la realidad.
La dulzura de lo deseado obnubila completamente el llamado de los razonables paradigmas, haciéndolos ver sin sentido ante el grito del instinto profundo y natural que nos posee.
He probado el intranquilo sabor del esquemático pecado t también queda temor, avivado por el desconocimiento de lo real, que se aleja cada vez más ante la inevitable aparición de la duda.
La desconfianza por la veracidad de lo que se considera veraz, la pérdida de la fé en la fé.
Casi convencido de la artificial consistencia de todo lo que el hombre considera espiritual, me atreví a probar el prohibido sabor del conveniente pecado y aún no me quedan conclusiones concretas, porque aún no es clara la certeza de la realidad.
En el tierno amor
(Este escrito ya fue publicado en el Blog de mi Hija y lo quiero retomar acá en mi espacio)
Cuando el frío cubría nuestro entorno y el sol caía en el fin de su ciclo,
saliste de entre las aguas,
turbulenta y violenta como la sangre caliente que quema desde el interior de tus venas.
Aranel Linanta, ‘Princesa de muchos Rostros’,
que danzas en el aire y en el agua,
provocando olas que bañan tu pies de luz de plata.
Te viertes sobre nosotros como una nueva brisa,
un nuevo motivo que nos arrastra,
como el viento lleva las velas blancas de los barcos benditos a la ‘Isla Solitaria’.
Una razón de lucha que brilla como la espuma del mar bajo el rayo de luna.
Ahora te vemos crecer ‘Dama del Mar’,
elevarte sobre el tiempo,
enredada en manojos de sueños cristalizados por nuestro amor bella Eärwen.