Ganarse el pan con el sudor de la frente ya es algo trabajoso. La palabra trabajar debería ser exorcizada y liberada de ese peso tan terrible que implica para nosotros, hacer lo que nos da para sobrevivir en este mundo no debería costarnos trabajo.
En mi caso nunca he sido amante de dedicarme a algo que no me haga feliz, en mi corto tiempo de vida he tenido tres trabajos, los dos primeros menos mal quedaron atrás, no me implicaban felicidad ni salud mental y en la mínima oportunidad volé lejos de ello.
Actualmente me dedico a un oficio que me hace feliz y lo hago con gusto, sino necesitara el dinero para comer y sostener los requerimientos del capitalismo lo haría hasta gratis, pero llegar hasta el sitio en donde laboro si se ha convertido en un verdadero trabajo.
Ando leyendo en conjunto con unos amigos un libro de historia filológica del Castellano, y encontramos en el Latín Vulgar el verbo Tripaliare, que al parecer fue inventado por los esclavos de la época. Este proviene de un objeto llamado Tripalium, una especie de cepo o instrumento hecho de tres palos (tri – palium) utilizado para castigar.
Tripaliare significaba padecer el tormento del Tripalium, reflejaba la vida dura de los esclavos, con el tiempo esta palabra acabó por significar lo que en el Latín Clásico era Laborare, pero en el uso del lenguaje en todo el Imperio Romano apareció una palabra intermedia Treballar, la cual a mi entender condensó ese significado, el de laborar con tortura, el de hacer el oficio trabajoso, con la diferencia que ya no nos pegan con el Tripalium.
Hay que exorcizar la palabra Trabajar para que no implique compromiso y sufrimiento, para que genere felicidad y complacencia en quien ejecuta el oficio y superar eso de ganarse el pan con el sudor de la frente.
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