sábado, mayo 14, 2011

Vuelvo aquí, tal vez porque nunca me he atrevido a cerrar este espacio porque en el fondo sé que lo volveré a necesitar.
El tiempo que me consumía fue acaparado por el Facebook y ahora por el Twitter, pero en silencio sigo leyendo los blogs, creyéndome sin tiempo de escribir para ellos.
Anoche me acosté pensando en que no podía dejar perder mi bitácora de viaje, para poder ubicar los recuerdos en un mapa que se agiganta a velocidades cósmicas.
Los últimos años he estado ocupado en la acción, estuve trabajando en muchos proyectos que esperaban germinar, unos con éxito otros más suavemente. Cada cosa tiene su momento.
La primordial fue la transformación del Smial Úvendor, lo cuál nos ayudó a organizarnos. Con un grupo de amigos se consolidó la idea de la constitución legal y después de un año de rollos y papeleos por fin pudimos nacer como Fundación Úvendor, con la cuál estamos agrupando los diferentes trabajos que como grupo hemos logrado en áreas como el Teatro, la Danza, la Música, la Literatura, la Radio, el Cine, la Filosofía; ediciones de publicaciones digitales como el Palantir de Úvendor y la Revista teXtículos, una selección de textos y artículos literarios.
Con la oportunidad de nuestro espacio en la emisora Unicórdoba Estéreo, nació el proyecto Café Filosófico de la Universidad de Córdoba, que se había abierto camino en reuniones semanales en diferentes espacio del plantel. Actualmente se han grabado 12 programas de una hora que ahonda en temas como la literatura, el pensamiento mestizo, la música, el misticismo y el arte en general frente a la concepción humana y divina. (Pueden ser escuchados aquí)
Ando leyendo más lentamente, pero he cambiado los contenidos de las lecturas principales, incluyendo mucha poesía, Raúl Gómez Jattin, Paul Verlain, Arthur Rimbaud, Whitman, poemas míticos nórdicos, hebreos, babilónicos, los archivos acácicos.
Desde mi trabajo, mi nueva etapa de vida, procesando la educación colombiana, el pensamiento del colombiano promedio, las necesidades y anhelos del campesino de nuestra tierra.
El sitio en donde trabajo, una población rural de pocos habitantes y casas dispersas entre cerros, arroyos y valles, que cuentan con luz eléctrica desde hace poco menos de 8 años. Allí llegó un proyecto dirigido desde el Estado, infraestructura y una propuesta pedagógica que me llevó 3 veces al Putumayo, enriquecido con esto me proyecté en un trabajo cultural que agrupa los jóvenes con los adultos mayores, trabajo de recuperación y difusión de un grupo de música Sexteto que subsiste en esta región desde hace 60 años.
Este acto automático de escribir para no perder la costumbre me ha traído hasta acá, en el medio día del sábado 14 de mayo, con la mente en vuelo me despido del errante lector.
Tuor.



1 comentario:

Anónimo dijo...

Excelente blog, los invito a ti y a tus lectores que se tomen una Sprite y miren su nuevo graffiti en verdad lo recomiendo. http://bit.ly/SGraffitiCentroMayor