lunes, diciembre 01, 2008

Los arroyos

Como en Macondo me sentí esta semana que pasó, con mucha lluvia en el ambiente, pareciera que no iba a dejar de hacer agua más nunca y hasta me acostumbré a eso. Pensaba en las historias de García Márquez y de la lluvia monumental del pueblo de su ensoñación, que llegó a llover tanto que la humedad del ambiente permitía a los peces nadar a través de las ventanas de las casas.

Andaba todo el tiempo con botas de caucho, al trabajo, a las vueltas personales y a caminar por ahí, para observar el mundo lavado por la lluvia, se veía verde intenso, como nuevo, limpio.

La mayor parte del tiempo tocaba estar encerrado, bajo casa escuchando historias, de esas que hacen parte del asombroso acontecer de mi cultura. Nos acostábamos escuchando el agua hacer sobre el techo de palma y al despertar al día siguiente el mismo ruido del agua nos conectaba a la realidad.

Los arroyos, que abundan en esta región, no se llenan de agua todo el tiempo, únicamente cuando llueve, y cuando llueve duro.

En la época de no lluvias se seca. Únicamente queda agua en las partes más bajas, de salobre sabor. Pero en la época de lluvia si mantiene más cantidad de agua, pero no corre por su cauce con fuerza como lo hace cuando los aguaceros se dejan caer sobre la tierra.



El arroyo de las fotos pasa por detrás de la vivienda en donde moro durante la semana de mi trabajo, va dando curvas y vueltas alrededor de ella al punto que casi la rodea. Me han contado que en casos extremos el agua ha subido hasta la casa. Esta vez no llegó a tanto, pero si creció más de lo que yo le había visto hacerlo con anterioridad.

A la mañana siguiente de mermar un poco las lluvias, por lo menos los intervalos de su continuidad, ya el arroyo estaba más bajo de la mitad.

Cuando estos se suben, generalmente pasan por encima de los puentes, bloqueando las vías de acceso hasta por dos horas. Esta situación hace que asistan pocos estudiantes al colegio.


1 comentario:

Cauchola dijo...

Hola Tuor! me alegra encontrar mucho para leer en su blog, me agradó la imagen de la lluvia arrullando y luego conectando con el nuevo día...ah tiempos aquellos de mi infancia. En fin, solo un saludo desde la tierra de la Montaña Ardiente (Urorodor). No he tenido mucho espacio para la fantasía que tamto me agrada, pero ya vendrá.