Desde Nurtanmalondë

Llevo 2 semanas viviendo nuevamente fuera de casa, aunque vuelva a ella los fines de semana. Me he mentalizado que sólo es por 2 meses y medio mientras acaba el calendario académico de los colegios del Estado.
Durante los 5 días de la semana a lo único que tengo acceso es a los libros que llevo para leer, no hay computadores y mucho menos Internet. Aunque en algunas casas sí hay televisores en dónde yo estoy hay uno pequeño y a blanco y negro y sólo se sintoniza el Canal Caracol.
¿Celular? Sólo Comcel, los otros los mantengo apagados y los enciendo los viernes a las 7:30 p.m. cuando llego a Montería y vuelvo y los apago los Lunes a las 9:00 a.m. cuando parto nuevamente a lo que llamo mi exilio.
Todo se por el trabajo, igual la situación es momentánea mientras pasa el periodo de prueba, luego se decidirá si quedo ahí o soy trasladado para otro lugar.
No puedo negar que estoy enamorado del paisaje, es realmente hermoso, pequeños valles rodeados de montañas; grandes extensiones de sólo verde, el verde que estas tierras sabe producir.
Las montañas las llamo las Ered lòmin, y son en ellas en las que pienso porque me recuerdan al viejo paisaje de la extinguida Beleriand.
Detrás de esas montañas se encuentra el mar, a 20 minutos de donde yo estoy y para poder verlo me trepo en una que se encuentra detrás de la casa en donde vivo y hay un pequeño tramo en dónde el relieve baja un poco y se puede ver el azul del agua salada.
Mis planes es el año que viene, si sigo en esa zona Nurtanmalondë (Puerto Escondido) como la he llamado, me iré a vivir cerca del mar, no creo que aguante mucho tiempo viéndolo sólo de lejos.